El fenómeno de los deepfakes ha surgido como uno de los avances más sorprendentes y controvertidos en el campo de la inteligencia artificial (IA). Aunque en sus inicios estos contenidos parecían ser simples curiosidades, hoy en día se han convertido en un asunto serio que afecta a diferentes sectores, desde el entretenimiento hasta la política. En este artículo, desglosaremos qué son exactamente los deepfakes y exploraremos cómo funciona la tecnología que los hace posibles, revelando la capacidad de la IA para simular personas, voces y acciones con una precisión cada vez mayor.

El término “deepfake” es una combinación de dos palabras en inglés: “deep”, que hace referencia al aprendizaje profundo (deep learning), y “fake”, que significa falso. Los deepfakes son contenidos creados digitalmente que utilizan algoritmos avanzados de aprendizaje profundo para replicar la apariencia, voz y movimientos de una persona, logrando que se vean y suenen extremadamente reales. Estas técnicas pueden aplicarse en video, audio e incluso en imágenes estáticas, produciendo resultados que pueden ser muy difíciles de distinguir de los contenidos reales.

En esencia, un deepfake es una simulación, una creación digital que altera la realidad para hacer que una persona parezca estar diciendo o haciendo algo que, en realidad, nunca ocurrió. Lo fascinante, y a la vez preocupante, de los deepfakes es su capacidad para engañar a nuestra percepción, y aunque existen aplicaciones creativas y benignas de esta tecnología, también se ha demostrado su potencial para el engaño y la manipulación.